martes, 9 de agosto de 2011

Para Celes y Rodrigo


El humor es utilizado en España para practicamente todo. Hay casi tantos programas de humor como del corazón. No digo que hay más porque eso es imposile, pero hay muchos y variados. Fuera de nuestras fronteras también existe el humor. Si amigos, aunque no lo crean, hay vida después de "Se lo que hicisteis". Cruzando el charco, llegando a sudamérica, encontramos a un hombre, un humorista cuyos chistes, parodías y canciones no hacen otra cosa si no provocar una ruptura de la caja toracica o el ano. Este hombre es argentino y se hace llamar "Yayo". Sus actuaciones subidas de tono en algunos programas matinales y de sobremesa para burlarse de algunas modelos o famosos de su país son de lo más visto en youtube. No digan humor, digan Yayo. Os dejo unas muestras de este genio del humor.


Dedicado a Celes Bustos y Rodrigo García sin los cuales no hubiera descubierto a este fuera de serie.

De Sabina


Este adiós no maquilla un hasta luego
este nunca no esconde un ojala
estas cenizas no juegan con fuego
este ciego no mira para atrás
este notario firma lo que escribo
esta letra no la protestaré
ahórrate el acuse de recibo
estas vísperas son las de después.

A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir
este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos no lloran más por ti.

Prologo en un concierto a la canción "Nos sobran los motivos"

viernes, 5 de agosto de 2011

Camarero, una de fantasía

Cuando el hastío se apodera de mi cuerpo, la única solución que encuentro es evadirme de la realidad entrando en un mundo de fantasía, en un laberinto del Fauno, aunque menos tétrico o a veces algo más que el original. Me voy a mundos extraños donde habitan seres extraños: hombrecillos pequeños y simpáticos que me acogen como a uno más para vivir con ellos; civilizaciones enteras de neandertales donde yo no soy el más evolucionado. Me voy a un mundo donde solo se habla un idioma y todo el mundo parece estar de acuerdo. Viajo a las puertas del cielo y hablo con San Pedro para que me deje hacer una visita, pero aún no lo he conseguido. Veo un infierno dantesco y me da un escalofrío al ver al último demonio congelado en el último piso del infierno. Me convierto en hombre pez y vivo debajo del mar. Conozco a Merlín el encantador y me convierte en ardilla y en ave, como al Rey Arturo en el film infantil de animación de Disney. Siempre soñando en tonterías y cuando despierto sigo aquí, sentado en una silla frente a una piscina, sigue mi hastío, retorna mi imaginación.

jueves, 4 de agosto de 2011

La Evolución

Cuando eres pequeño y empiezas a hablar crees que tienes que tenerlo todo. Exiges y pides cualquier cosa que ves en la tele o en la calle. Te encaprichas con todo lo que tienen los demás y llegas al grado de llorar y gritar como un loco a tus padres para conseguir lo que quieras. Pasan los años y vas madurando. En la adolescencia te vuelves un pasota. Pasas de la familia y solo piensas en ti y en tus amigos. Te buscas un trabajo para permitirte algunos caprichos, ya no lloras ni le gritas a tus padres para que te compren o te den algo, ahora lo podrás comprar tú. Te haces mayor, pasas los 20 e intentas terminar tus estudios, si los continuas, sean cuales sean. Buscas una pareja que te entienda, pero sin mucho ainco, prefieres estar solo. Pasa más tiempo y conigues varios trabajos temporales, pero no ganas una misera. Te has hecho más fuerte, tus amigos son los mismos y tú dejas de ser tan pasota y empiezas a preocuparte por cosas importantes. Sales un poco de ese egocentrismo en el que estabas inmerso y le dedicas tiempo a escuchar a los demás. La vida avanza, te casas y tienes hijos. Ella es la mujer de tu vida, la mujer de tus sueños, o al menos eso crees tu. Ves en tus hijos tu reflejo y ellos comienzan a comportarse como tú en la primera parte de esta entrada. Ya has madurado, sigues con tu mujer y tienes trabajo estable. La vida sigue y el tiempo pasa. Te prejubilan en la empresa y te vas con tu mujer a recorrer el mundo. Tús hijos ya han crecido, son mayores, y tú sigues junto a tu mujer como si la acabaras de conocer. Sigues fuerte, pero vás perdiendo fuerzas con la edad, poco a poco se nota más. Por último, llegas a la vejez. Tus hijos van a verte de vez en cuando. Tu mujer sigue fuerte, la ves que incluso más que antes y más que tú. Vais a veranear a la playa con vuestros hijos y nietos. Llega el momento en el que echas la vista atrás y dices: he tenido una vida plena y llena de sorpresas y emociones. Esperas la muerte y comienzas a pensar en cuantas cosas no has hecho y te hubiera gustado hacer. Piensas que deberías haber sido de otra forma, que lo de - La vida pone a cada uno en su lugar - es una pantomima y cuando te das cuenta de todo esto, cuando por fin llegas a comprender lo importante de la vida, el significado de la misma, te duermes para no despertar jamás.